miércoles, septiembre 28, 2005

Niño, jodé más con la pelota!

Cuando uno no siente el deseo, no hay flores que te amortigüen la caída, solamente la propia experiencia será quien te de la posibilidad de elegir la mejor opción.


Los deseos como motores y lo deseado como el objeto perdido. La búsqueda de tal ente, la consecución de los anhelos y el advenimienton de los nuevos y valiosos destinatarios de nuestra pasión. Seres inanimados, manipulados únicamente por la posibilidad de obtener algo, un "algo" que los motiva a realizar infinidad de acciones. Un hecho quizás, un tesoro, un bien preciado, o quizás un sentimiento y una ideología que defender. Sea cual fuere, bien primario o suntuario, basico o de ostentosa opulencia, son los generadores de la existencia.

Los fines para los cuales los impulsos más irracionales y los estratagemas más elucubrados son interpuestos y mentados. Son la base del desarrollo, el progreso, la evolución y el futuro de la humanidad. Son los causantes del bienestar y la euforia satisfecha, así como los depresores y creadores de la frustración, la violencia propia y ajena. El festejo, el dolor, el agridulce sinsabor de lograr a medias, el suicidio, la celebración.

Pero que pasa, que acontece, que sucede, que podemos figurarnos, nosotros, cuando vemos al niño que fuimos, reposar en el umbral de la muerte eterna? Nada más simple que eso, entender que los niños de hoy, nacen con iguales deseos y motivaciones. Pero los ven lejanos en principio, e imposibles después. Los ven mutilarse, cercenarse, bloquearse y desaparecer de sus mundos. Hasta dejarles para si, un espectro de imposibilidades, una gama amplísima de nadas y vacíos. Y mueren. Mueren profundo, se hunden para siempre en la inanición, no solo en la falta de comida, no solo en la falta de motivos para existir, sino en la falta de posibilidad de entenderlo siquiera. Mueren y nosotros comemos de sus cadaveres. Vivimos apagando la televisión, o peor aún, encendiéndola.

Es menester ejercer el rol de motor ajeno. Despertar sus inquietudes, darles hambre y posibilidad de comer. Es horrible un adulto sin mobiles que lo hagan vivir apasionadamente, pero es peor aún un adulto de 3 años, que nunca sabrá que alguna vez, pudo aspirar a más, y no solo esa línea divisora que lo lástima y le permite seguir vivo. Esa paradoja detestable, en la que se sumerge el marginal. Esa realidad que no vemos, o que no cambiamos por "no poder". Y no importa si fue huevo o gallina, lo primero. Importa que en nuestro enajenado mundo de hoy, existen huevos y gallinas, y se comen unos a otros.

Yo no tengo el cambio en mi mano, pero tengo una mano para cambiar. De a poco, sumate o jodete, pero no jodás.
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